Dulce sensación,
fuerte corazonada,
ambición sin barreras
proveniente de la nada.
El poder me abandonó,
y esa canción calló
silenciando mi vida,
abriendo otra herida.
Su filo se deslizó,
abrió otra barrera
y el silencio acompañó
el fino hilo del dolor.
Corrió el líquido por mi piel,
hasta que un golpe lo detuvo,
algo absorbió su carrera
y lo hizo retroceder.
Ya sin fuerzas,
atormentada por mi cobardía,
cansada de tanto llorar,
me adormecí en mi manía.
y la sangre corría...
la sangre corría...
viernes, 19 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)